Los Cronopios nunca mueren

Un texto de Cortázar titulado: “Burla burlando, ya van seis delante”, dice así: Más allá de los cincuenta años empezamos a morirnos poco a poco en otras muertes. Los grandes magos, los chamanes de la juventud, parten sucesivamente. Llega el día -cada cual tendrá sus sombras queridas, sus grandes intercesores- en que el primero de ellos invade horriblemente los diarios y la radio. Tal vez tardaremos en darnos cuenta de que también nuestra muerte ha empezado ese día. Aquellos creadores cuyos nombres siguen enseguida, son mis sombras queridas, mis grandes intercesores. No son necesariamente los más grandes de una determinada época. Son aquellos que, cuando leí la noticia de su muerte en los diarios, me sentí, como Cortázar, un poco menos vivo.

  • Horacio Ferrer
  • Augusto Roa Bastos
  • Rafael Alberti
  • Adolfo Bioy Casares
  • Antonio Agri
  • Akira Kurosawa
  • Narciso Yepes
  • Pablo Picasso
  • Marc Chagall
  • Vinicius de Moraes
  • Alfredo Zitarrosa
  • Juan Carlos Onetti
  • Jorge Luis Borges
  • Julio Cortazar
  • Andrés Segovia
  • Osvaldo Pugliese
  • Pablo Neruda
  • Astor Piazzolla

Gardel é brasileiro


(Diciembre de 1998)
Ayer fuimos al recital de Caetano, presentación del penúltimo disco, Livro. El show se llama Livro vivo y lo hizo en Buenos Aires y Montevideo, así que probablemente lo hayan presenciado también.
La creatividad de Caetano es infinita, cada tema es un tema, cada disco una renovación. Para mejor, el espectáculo transcurrió en un teatrito pequeñito, de unas 600 personas, donde lo teníamos a tiro de beso. Yo tuve la oportunidad, diría más bien el privilegio de verlo muchas de veces. En Río, en el famoso Canecão (especie de Obras Sanitarias de la ciudad maravillosa), en Buenos Aires y nada menos que seis veces en Salvador hace 16 años. Las seis veces de Salvador no fueron con él como intérprete y yo como espectador. Nada que ver. Una vez lo encontré bailando con todo el mundo en la famosa Praça Castro Alves, pleno centro de Salvador, era solo juntársele, acercársele para quedarte con él bailando o charlando. Otra bailando en un club cualquiera, otra tomándose unas cervezas con amigos en un bar, otra en el recital de Gal Costa, ambos como espectadores, otra en un presentación de un conjunto carnavalero del que él era padrino y por lo cual tocó dos temas. La última fue en su pueblo natal, Santo Amaro, en el reconcavo bahiano, el día del aniversario de esa población. Él y Betania saludaban a todo el mundo desde el balcón de la casa de su madre.
En el recital de Gal Costa en Salvador estaba con Moreno Veloso, su hijo, que aparentaba tener entonces unos ocho años, diría. El ex pibe estaba ayer sobre el escenario con esos ocho años en los hombros más los 16 que han transcurrido desde entonces. Cruda percepción de la vejez que fatalmente nos alcanza, el observar que los niños de nuestro alrededor se han transformado en adultos.
Como me ha tocado presenciar en todos los recitales de artistas brasileños, dentro o fuera de Brasil, a poco de comenzar las butacas se tornan completamente inútiles, porque los brasileños las abandonan rápidamente, para ir a bailar solos o acompañados, en los corredores o entre ellas.
Más escucho a Caetano, más me gusta. Sobre todo porque ahora entiendo más y más las letras y valoro en mayor magnitud su poesía.
Si uno no sale de un recital de Caetano enamorado de la música, de la poesía, de Brasil y de Caetano, bueno, ese uno es un tipo muy distinto a mí.

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